martes, 5 de marzo de 2019

Avaricia

¿Qué es la avaricia?

Hace tiempo me encontraba leyendo una de las tantas frases célebres de Miguel de Unamuno, reconocido escritor de los años 30’s, quien reconocía a la avaricia, en pocas palabras, como algo detestable. Él menciona  la avaricia espiritual que muchos hombres poseen cuando tienen el conocimiento de algo y que no procuran transmitir aquellos conocimientos. Aquello que él expone engloba las características que posee una actitud de codicia, que muestra aquel deseo o afán de tenerlo todo, ya sea riqueza, objetos o incluso conocimiento, aún sin necesitarlo, y que además sin el más mínimo propósito de compartir con sus semejantes.
Por supuesto que encuentro a la avaricia parte del egoísmo del ser humano, del carecimiento como calidad de persona, y que además refleja simplemente miedo a la pobreza, aún sin darse cuenta que ya están siendo pobres, y no refiriéndome a pobreza monetaria sino más bien a la pobreza propia del corazón, ya que, al tener esa actitud pésima y detestable como la llama Unamuno, es sin duda una muestra más de aquel sentido inútil de darle un valor exagerado o en exceso a la supervivencia. Sin embargo, en el aspecto psicológico, se considera que es una perturbación mental que al querer controlar todos esos deseos que se tienen o “necesidades” forman un agujero sin fondo que consume y acaba con la persona en un esfuerzo sin fin que nunca llegará a ser suficiente.
Y visto de otra manera, también podría etiquetarse en una persona que  busca o necesita parecer más que los demás, buscando siempre estar por encima de todos. Probablemente esto venga desde una errada idea de lo que es la felicidad, porque si bien es cierto, me he topado con diversos comentarios erróneos sobre lo que es ser “feliz” argumentando que es “tenerlo todo”. Al crecer creyendo en esta idea totalmente vacía se puede llegar a inducir al ser humano a que cree esta poca conciencia de la verdadera felicidad, provocando así una alteración interna en las personas.
Es por ello, que considero importante que desde niños se eduque con una perspectiva correcta acerca de la verdadera felicidad, que no es más que la paz interior, serenidad y simpleza de las cosas, y que muy probablemente evite que se siga estimulando y aumentando este afán excesivo e insuficiente del ser humano de querer llegar a serlo “todo” convirtiéndose en “nada”.

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