En la oscuridad, aún te sigo viendo
La noche era tranquila cuando indudablemente la imagen de tu rostro apareció ante mis ojos o más bien en mi cabeza. Traté de evitarte como todas aquellas noches pasadas, pero aquel viento que entró por la ventana me recordó, aquella noche, tu fresco aroma. Seguías ahí, como un fantasma silencioso. Observé claramente, y pude ver tus ojos color café, tus labios gruesos y tu sonrisa brillante que tanto te caracterizaba. Me preguntaba si tú al igual que yo también la estabas pasando mal.
Mis amigos y familia no lo entendían. Tal vez porque es cierto que ninguna persona puede sentir el mismo dolor que la otra, todos lo soportamos a nuestra manera, y enfrentamos las situaciones con nuestro propio criterio.
-¿Qué es en lo que piensas? – me preguntó Ismael una tarde.
Pensé en levantar la cabeza y contestarle que se trataba de ti, y es que no había un solo momento en el que no te pensara.
Al final solo dije:
-Es el trabajo, la monotonía, ya sabes.
Soy de los que piensa mucho en las cosas, aunque al final del día me doy cuenta que las mejores cosas son tan sencillas y espontáneas. Cómo aquella primera vez que te vi, y tú te encontrabas observándome, no podía creer que me veías a mi, pero de lo que sí tenía certeza era que yo en aquel instante me había enamorado de ti.
Tomo rumbo, a cualquier lugar donde por un momento desaparezcas. Poco tiempo después, me encuentro sobre una silla en un lugar, luego de haber caminado en las calles desiertas de mi ciudad, tan desierto como el lugar donde yo reposaba.
Había una pareja frente a mí, tampoco lucían muy felices, porque estar acompañado no significa no estar solo. Todos ahí parecíamos perdidos en nuestros propios pensamientos, y en esto incluyo al barista que se encontraba en aquel puesto solitario que parecía sin salida. De nuevo estabas tú ahí, en aquella soledad constante y taladrante.
“Quédate aquí” pensé.
Porque no había sueño en el que no aparezcas, no había lugar en el que no estés, ni silencio en el que no te escuche. Y en la oscuridad, aún te sigo viendo.
Una historia que sin duda, nos ha llevado algún momento y/o experiencia en nuestra vida. ¿Alguna vez te ha pasado? Es muy triste cuando por más que intentas olvidar a alguien, no puedes. Sobretodo cuando tu mente es tu peor enemigo.
ResponderEliminarSí, claro que me ha pasado y concuerdo contigo con el hecho de que en esos momentos tu mente es tu peor enemigo porque crea una ansiedad terrible. Saludos c:
Eliminar